Sukran Moral


Una noticia en El País de ayer me ha descubierto a una artista y performer turca que no conocía: Sukran Moral. Al mismo tiempo, me ha devuelto el encanto de informarme sobre alguien que no aparece en la Wikipedia...

Pese a que acaba de asentarse oficialmente en Italia, huyendo de las amenazas de muerte que su última obra, una performance de temática lésbica, han despertado en su país de origen, llevaba muchos años trabajando y viviendo entre Italia y Turquía.

Nació en la ciudad de Terme (provincia de Samsun, al nordeste de Turquía). Siguió estudiando en contra de la orden de su familia, que temía que se "convirtiera en una puta". Tras estudiar Bellas Artes en la Universidad de Ankara, se trasladó a Roma en 1989, para especializarse en pintura en la Accademia di Belle Arti. Desde 1994, un año antes de graduarse, ha participado en exposiciones colectivas e individuales, mostrando sus video-performances documentales y sus fotografías.

Su obra está centrada en la presión que ejercen religión y cultura (¿pero no estamos hablando de lo mismo?) en las mujeres. Su objeto es lo queer. Transexuales, fronterizxs, prostitutas, homosexuales, cuerpos y mentes enfermos, cuerpos alienados. En una entrevista al diario alemán Spiegel, con motivo de la exposición de arte contemporáneo turco Istanbul Next Wave que tuvo lugar en 2009, Moral afirmaba: "La sociedad oriental siente un odio especial hacia las mujeres y hacia las niñas. Es hipócrita y medieval. Tienen miedo del orgasmo femenino. Tienen miedo de las mujeres que practican sexo. Tienen miedo de las mujeres que se acuestan con muchos hombres".

Su primera obra reconocida internacionalmente es Bordello (Burdel), una pieza en la que se exhibe ante un grupo de hombres: "De pequeña me amenazaban con que acabaría en un sitio como éste (...). Me aterrorizaban los burdeles". Penetraba, sin ser heterodesignada puta en su sentido económico profesional, en lugares establecidos como masculinos, como en Hamam, posando desnuda junto a un grupo de hombres en unos baños.

Una de sus obras más interesantes es Family Night (Noche de familia), una instalación con una mesa muy elegante, su vajilla de porcelana, sus flores, su mantel cuidado, y un esqueleto de mujer sentado, gritando como si fuera obra de Munch. Sobre la mesa, un martillo, balas... las herramientas con las que se han cometido diferentes crímenes de honor en Turquía. La performance que rodeaba a la instalación incluía a un grupo de niñas bailando en traje de novia a su alrededor, ajenas a la escena, su futuro.

Sin embargo, la que más me gusta a mí es Apocalipsis, donde el gran retrato de una mujer embarazada, desnuda, crucificada, se erige sobre veintiocho cuerpos de mujer tendidos en el suelo y envueltos en sábanas blancas. Es Diosa diciéndonos: "Yo os di la vida. Vosotros se/os la quitáis".

El teatro Casa del Arte de Estambul era la sede de su última performance. Todxs lxs espectadorxs abandonaron la sala antes de que pasaran veinte minutos. Ella siguió representando una relación sexual lésbica. La obra fue suspendida al día siguiente, junto con los correos y llamadas amenazantes.

Pese al sabor de boca orientalista que un intento de reseña como éste puede dejarnos, Moral construye un discurso sobre la violencia contra la mujer, no sobre Turquía o sobre el Islam, pese a que es en Turquía y en una cultura musulmana, y en la frontera con Italia y otra cultura mediterránea, aunque católica, donde ella misma se ha construido como cuerpo. Recuperando la entrevista que dio a Spiegel, Sukran (que significa gracias en árabe) insiste en que su obra va mucho más allá de un marco geográfico concreto: "Mis temas son universales. Da igual dónde estés: Turquía, Italia, Alemania, Francia. Hay violencia contra las mujeres en todas partes".

Su fotografía de 2009 "Found Guilty" (Culpable) (...) muestra a una mujer desnuda con las piernas abiertas, sus ingles cubiertas de sangre. Cuando exhibió esta obra por primera vez en Estambul, sus amigxs le dijeron que necesitaba disfrazarse y marcharse cuanto antes de allí antes de que la mataran. Aunque, finalmente, nada violento sucedió, un hombre se le aproximó en una inauguración y le escupió despectivo: "Me follaría eso". Moral no se inmutó. "Para mí" dice, "fue un bonito halago. Era un hombre ignorante, pero me gustó lo que dijo. Quiero que la gente quiera follarse el arte".
Entrevista a Spiegel

1 reacciones

  1. Nunca había oído hablar de ella, pero a partir de tu entrada ya la tengo entre mis joyas de artistas. Gracias.

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