Yo no les respeto

Parece que el incidente de la capilla en el campus de la Universidad Complutense de Somosaguas sigue dando de sí. Éste es el documento que firmaron lxs feministas que se atribuyeron la acción:

Un grupo de Mujeres y Lesbianas feministas y autónomas reivindicamos la acción ocurrida en la capilla de Somosaguas el día 10 de marzo de 2011.

Vivimos en una sociedad en la que los valores católicos cortan de manera transversal la vida social y política impregnando nuestra cotidianeidad. La iglesia católica se presenta como una institución que, partiendo de la imagen creada del estereotipo hombre blanco, heterosexual y occidental, construye la imagen de la Mujer como la opuesta a éste: blanca, occidental y heterosexual, castigando y silenciando no solamente a éstas, sino también a multiplicidad de identidades como lesbianas, transexuales, transgénero, de distintas etnias, intersexuales y un largo etcétera. Una prueba de todo esto es el lenguaje sexista utilizado en las noticias, que publicadas a raíz de los sucesos ocurridos, nos invisibiliza una vez más, ya que esta acción surgió y se desarrolló de manera espontánea, única y exclusivamente por mujeres y/o lesbianas. Nos desvinculamos, por otro lado, de todas las pintadas de las que se nos acusa.

El entramado de la acción consistía en ir en procesión hasta la capilla de Somosaguas simbolizando el papel sumiso que se le otorga a la mujer desde la iglesia, que atraviesa nuestra cultura occidental, aún sin ser creyentes. El hecho de que el pañuelo morado estuviese presente en nuestra acción fue una manera más de reivindicarla como feminista. Al llegar a la capilla el grupo entramos de forma no violenta, sin ataques directos a las personas que se encontraban en el interior. Allí hicimos un círculo de mujeres y/o lesbianas y leímos un comunicado en el que se explicaba cómo la iglesia actúa como una institución que promulga unos valores machistas y heteropatriarcales. A continuación, citamos frases pertenecientes a instituciones y figuras íntimamente relacionadas con la iglesia que sentencian y criminalizan los cuerpos. Tras la lectura, la mayoría de las que allí estábamos decidimos desnudarnos de cintura para arriba mostrando los mensajes que teníamos escritos en nuestros torsos, con la intención de reivindicar la reapropiación de nuestros cuerpos y la identidad de cada una. En ese momento, entre lemas y consignas feministas, algunas mujeres empezaron a besarse visibilizando el lesbianismo. Finalmente, abandonamos la capilla sin causar ningún daño.

Después de lo expuesto, consideramos que:

El hecho de entrar en una capilla y no en cualquier otro espacio religioso, se debe a que nuestra tradición cultural es judeocristiana y no musulmana, hinduista o de cualquier otra índole, para no apropiarnos de realidades que son ajenas a nuestra experiencia. Aunque nosotras luchamos desde nuestra realidad, siempre apoyaremos cualquier iniciativa feminista llevada a cabo desde otras identidades y culturas.

Entendemos que el cuerpo de la mujer no debe ser objeto de censura, ya que históricamente la carga de todos los valores considerados negativos por la iglesia se han materializado en el cuerpo de la mujer, mancillando, violando, vulnerando y maltratando lo que somos. No se puede construir una sociedad nueva, diferente, no heteropatriarcal, sin innovar en sus formas y en su lenguaje.

Sólo rompiendo los esquemas ya establecidos podremos crear otros nuevos que nos permitan renombrar el mundo desde nosotras.

Cuando pensé en escribir esta entrada, no sabía que Beatriz Gimeno había dicho ya muchas cosas de las que tenía intención de expresar, y mucho mejor, así que mejor me callo y le dejo hablar a ella.

Cuando me enteré de la provocadora acción de unas estudiantes lesbianas y feministas en una capilla que por lo visto existe en el campus de la universidad complutense, lo primero que sentí fue una punzada de nostalgia por la juventud perdida. Después me di cuenta de que gracias a este acto me he enterado de varias cosas. La primera es que convivimos con capillas católicas en las universidades públicas, la segunda que hay estudiantes (sobre todo de económicas) que rezan por las mañanas y la tercera y, para mí la más grave, que se puede cometer un delito contra el sentimiento religioso. Acabáramos, por eso están tan chulos.

Se desató una feroz campaña en los medios reaccionarios, incluido el fascista sindicato Manos Limpias contra esta actuación que fue en todo momento pacífica, reivindicativa, legítima y que no hizo daño a nadie ni a ninguna propiedad. Lo que parecía que acabaría en una multa a las estudiantes o en un expediente administrativo terminó con la policía deteniendo a las participantes en sus propias casas. Y no les han aplicado la ley de partidos, la ley antiterrorista o lo que sea porque a Manos Limpias o al arzobispado de Madrid no se les ha ocurrido, que si no las incomunican y después las ilegalizan. Ya hemos visto lo que ha ocurrido con Garzón, que les tocó un poco las narices.

Antes de que detuvieran a las estudiantes, mucha gente supuestamente de izquierdas se lamentaba diciendo que la acción de las estudiantes era una “provocación innecesaria” y que hay que respetar el derecho de cada cual a sus creencias bla, bla, bla… Ya estoy más que harta, aquí sólo se les respeta a ellos. Yo no les respeto. No respeto a quien no me respeta. No respeto a quienes se enorgullecen, y además pretenden extender, la ignorancia, la incultura, la estupidez, el fundamentalismo, el permanente cuestionamiento a derechos humanos y democráticos que son básicos, a los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales. No exagero si digo que la iglesia, todas las iglesias, si pudieran acabarían conmigo, me perseguirían, me prohibirían ejercer mis derechos, me impedirían vivir, como hacen con las mujeres donde aun tienen poder y como han hecho a lo largo de toda la historia. A ellos les gustaría acabar conmigo, a mí me gustaría acabar con cualquier manifestación religiosa en el ámbito público. No les respeto y me encantaría que una ola de indignación popular nos llevase a la ciudadanía a ocupar todas las capillas que están donde no deben; a quitar las cruces de colegios y hospitales públicos, de todos los lugares desde donde me ofenden.

Porque esa es otra. Resulta que existe un delito que es el de “ofensa a los sentimientos religiosos” como si los sentimientos religiosos fueran más respetables de por sí que los sentimientos ateos, no religiosos. Yo soy atea y tengo un fuerte sentimiento ateo que se siente profundamente herido y ofendido cada vez que un cura dice alguna barbaridad de las que suelen decir, cada vez que insultan mi inteligencia o mi dignidad, mi libertad o mis derechos de mujer feminista atea y lesbiana. Que exista ese delito es parte de los incalificables privilegios que disfruta la iglesia católica y su discurso, que goza del privilegio legal de ser intocable.

Nos encontramos ante el sinsentido de que un discurso ideológico basado en valores directamente contrarios a algunos valores constitucionales y democráticos, es especialmente protegido por la ley, mientras que el discurso contrario, el del ateismo, el laicismo, la defensa de la aconfesionalidad, de la igualdad, no goza de protección alguna. Es decir, ellos pueden celebrar una misa en Colón, en un espacio público, para insultarnos pero si les insultamos a ellos, cometemos un delito. Así nos va.

Y todo esto ocurre con la complicidad del PSOE que en sus ocho años de gobierno nos deja una Iglesia empoderada, con más privilegios que nunca, con más dinero que nunca, más intocable que nunca. Ayer mismo cuando el rector Berzosa criticaba los incidentes de la capilla pero tenía la decencia, al menos, de señalar que es una anomalía que existan capillas en las universidades públicas, el Ministro de Educación salía corriendo al quite para defender a la iglesia exigiendo al rector que “se ciñera a los hechos nada más”, es decir, a la terrible acción estudiantil, y que no dijera nada de la anómala existencia de una iglesia en la universidad. El PSOE hace mucho que se dedicó a cavar su propia tumba política pero lo hacen con tanta dedicación que no dejan de sorprenderme cada día.


Para qué añadir más.

1 reacciones

  1. joer parece que hemos pensado lo mismo!! mira mi ultimo post!! jejejeje
    bss

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